miércoles, 27 de junio de 2012

La discreta visita de Benedicto a Cuba

El Nuevo Herald
Guillermo Descalzi  
2 April 2012
El Papa llegó a Cuba con el evangelio del amor. Se necesita fuerza para amar a los desdichados, excluidos, marginados, pisoteados, perseguidos y rechazados. Hay que ser fuerte para darles amor manifiesto en acciones y obras. Las acciones y obras de Benedicto en esta visita ponen de relieve la apertura del régimen a la iglesia católica, y la de la iglesia al régimen. Benedicto llegó con discreta cortesía para los hermanos Castro.
Mientras el Papa decía que Cuba debe ser “casa de todos y para todos los cubanos, donde vivan la justicia y la libertad en un clima de serena fraternidad”, las autoridades implementaban una campaña represiva diseñada exclusivamente para la visita papal. La burla fue pública. Quienes no la vieron es porque no la quisieron ver. Las detenciones de disidentes continuaban mientras Benedicto se reunía con Raúl y Fidel. Se reprimía a los activistas de derechos humanos. Unos fueron detenidos en comisarías. A otros se les impidió salir de sus casas. Sus teléfonos celulares quedaron sin señal. La represión incluyó, o mejor dicho excluyó, a las Damas de Blanco. Habían solicitado unos minutos con el papa. Fueron excluidas de la lista de audiencias privadas.
Benedicto pidió libertad y cambio. Su pedido, leído desde el púlpito en lenguaje formal y poético, hace que uno se pregunte donde habría creído que estaba. Leía mientras el régimen oprimía. Usaron a la iglesia y el papa. Eso es lo que hicieron los hermanos Castro. El papa habló de amor, paz, cambio y tolerancia. El régimen respondió con cachetada al rostro. Benedicto parece no haberla sentido. Quizás ni siquiera se dio cuenta de ella, entretenido como estuvo con la presentación y la actitud obsequiosa del cardenal Ortega y Alamino en su doble condición de representante del papa en Cuba y representante sin cartera del régimen ante su santidad.
Se acercaba la Pascua Florida, cuando Jesús en su última cena lavó los pies de sus apóstoles. La visita papal fue usada por el gobierno para lavarse la cara. Jesús fue crucificado, muerto y sepultado. Al tercer día resucitó. La crucificada y sepultada libertad en la isla está, tras la visita de Benedicto, todavía lejos de su resurrección. Su sepulcro ha sido blanqueado con la visita del Papa. El gobierno debe estar encantado. Oswaldo Payá escribió “de ellos y a nombre de ellos, los que no han tenido voz, sólo desprecio y represión… ellos son los que defienden la reconciliación, la paz y la libertad… A ellos los han excluido”. Fueron excluidos con la aceptación tácita del primer incluido del catolicismo en la isla, el cardenal Ortega, incluido por el régimen para propósitos del régimen. Mal servicio le hizo el cardenal a Su Santidad. La exclusión de las Damas de Blanco debe y tiene que haber pasado por sus manos. Mientras tanto, en una actividad simbólica, una flotilla del exilio a doce millas de La Habana lanzó fuegos artificiales que el papa seguramente no vio, y de los cuales quizás ni se enteró.
Después de la visita se escribió que “Benedicto XVI hizo una discreta crítica al régimen… señalando que la búsqueda de la verdad por parte del hombre puede llevar a algunos a la irracionalidad y el fanatismo, encerrándose… en su verdad”. Lo siento. La represión en Cuba no es una posibilidad. Eso de que puede llevar a la irracionalidad es como decir que en el infierno puede haber calor. Es una espantosa distorsión de los hechos. Hace que la discreta crítica al régimen resulte como el discreto encanto de la burguesía, tan preocupada por apariencias y tan vacía de realidad.
El surrealismo en esta visita ha sido más extraño que en una ficción. La Iglesia y el gobierno se felicitan. Consideran que todo fue un éxito. Han logrado lo que buscaban. El régimen consiguió el aval tácito del Vaticano en su transición al nuevo socialismo. El cardenal aseguró para sí un rol en la isla del mañana. Monseñor Thomas Wenski, arzobispo de Miami, y los exilados de Florida que viajaron con él, probaron que el catolicismo puede mediar para que el exilio viaje a Cuba sin entrometerse en su política. Es todo muy irónico. El Papa se fue contento, habiendo recibido de Raúl respuesta positiva a un pedido de declarar feriado el viernes santo. ¿Por qué el Papa no le pidió que libere disidentes específicos, con nombres y apellidos? Los presos siguen donde están y en la isla todo ha vuelto a su normalidad. Ite, misa est . Idos, la misa ha terminado.

Una familia con suerte

El Nuevo Herald
Jorge Ferrer  
2 April 2012
Benedicto XVI dejó La Habana bajo la lluvia del pasado miércoles después de reunirse con un espectral Fidel Castro. El dictador ya muy disminuido le hizo muchas preguntas. Entre otras, le habría preguntado que a qué se dedica un Papa. Y aunque el heredero de Pedro no le replicó preguntándole que a qué se dedica un autócrata en retiro parece ser que ese Castro vestido como para salir a correr le confió que se dedica al estudio de las vías por las que este mundo camina hacia su fin.
Habrá sido un delicioso diálogo de inspiración milenarista entre dos ancianos antes separados por la excomunión de uno y el enfrentamiento del segundo a la Teología de la Liberación. Joseph Ratzinger ocupa silla a la espera del fin de este mundo y Fidel Castro lleva un par de años asegurándonos que el mundo se acaba con él, porque catástrofes sin nombre se ciernen sobre nosotros, pecadores sociales que somos.
A algunos cubanos de los doce millones en la Isla o el Exilio que seguían la visita papal les interesan, cómo no, el calentamiento global, la magnitud de los arsenales nucleares o el relativismo moral que denuncia el heredero de Pedro. Pero más, mucho más, les gustaría que Cuba recuperara la normalidad secuestrada por una dictadura que lleva más de medio siglo emponzoñando a cubanos contra cubanos. El espectáculo de ver a Raúl y a Fidel Castro reuniéndose con Benedicto XVI –acompañado de su mujer y dos de sus hijos el segundo; siempre seguido por su nieto el primero, aunque no exista evidencia gráfica del encuentro con la “familia” de Raúl Castro que anunció el Vaticano– los enfrentó a una exposición de la familia Castro como no habían visto antes jamás. Muchos Castro, demasiados. Tres generaciones de Castro.
El patrimonio que una misma familia ha ejercido sobre el país por medio siglo se mostró durante esta visita con una obscenidad que ninguna disculpa vaticana permite excusar. Ningún jefe de Estado, y Joseph Ratzinger lo es, concedió antes tal atención pública a la familia que gobierna Cuba y ha separado a tantas otras por medio de la prisión, el exilio o el encono.
Claro que el pollo del arroz con pollo de esta visita está en otro lado. Sus muslos, pechuga y hasta alita, la derecha. La Iglesia ha ido ganando a lo largo de esta última década de tardocastrismo una presencia en el precario espacio público cubano y una interlocución extraordinarias con el gobierno. Constituida ya de facto en la única institución cuyos discursos sociales y políticos son tolerados, ahora avanza con ínfulas en busca de una presencia mayor. No pide la devolución de una Villa Marista desde la que se sabe también vigilada, pero ansía catequizar en los colegios e intervenir así en esa joya desvaída del castrismo que es su sistema educativo. Invertir euros en un decrépito “logro revolucionario” a cambio de ganarle espacio a las iglesias evangélicas que suman fieles a montones en los barrios más desfavorecidos y el campo cubano.
La apuesta de la Iglesia es legítima. Y muchos cubanos la consideran también deseable. Pero igualmente legítimo y mucho más deseable es que la pluralidad social y política que encarnan los grupos opositores, entidades paraestatales o iniciativas independientes en la Isla o el exilio accedan también y con reconocimiento equiparable a la palestra pública cubana.
Esta visita papal, con sus alusiones al mañana que ya se anuncia, sus llamados a la reconciliación y al ejercicio de la libertad falló dos veces a declaraciones tan estimulantes. Lo hizo al silenciar a la oposición, primero. Pero lo hizo, y con una gravedad simbólica espeluznante, al rodear a Benedicto XVI de tres generaciones de la familia Castro, la que todos queremos imaginar es el exacto reverso del mañana invocado.

La Primavera Ortegueana

Cubaencuentro
La Iglesia católica cubana es responsable espiritual, aunque no culpable, de la nerviosa persecución de disidentes desatada por el Gobierno en cada rincón posible de la Isla
Manuel Cuesta Morúa, La Habana | 03/04/2012 10:36 am
 Llamo Primavera Ortegueana no al presumible despertar religioso que resultaría de la visita a Cuba de Benedicto XVI, sino al escenario y ambiente represivos que la hizo definitivamente posible. Lo de Ortegueana viene del nombre del único Cardenal de Cuba: la cabeza visible de un proceso ignominioso que ha entrado ya en la historia de la Iglesia en Cuba. Lo de Primavera, ya sabemos, por la represión de 2003 que llevó a prisión a 75 conciudadanos demócratas.
Como los molinos de los dioses muelen lentamente, nunca sabremos cuál será el impacto positivo de la visita Papal. Para la sociedad, no para la Iglesia desde luego. La Iglesia afianza su espacio luego de cumplir su tarea de intento de legitimación del único régimen en el mundo moderno que hace, al mismo tiempo, dos cosas supuestamente contradictorias: participar en una misa católica y desatar una cacería cívica por todo el país contra ciudadanos pacíficos, algunos de ellos devotos por confesión.
La imagen que me viene a la mente es la de varias películas que tratan el tema del nazismo y describen aquellos momentos sublimes en la que los diseñadores del crematorio escuchan música clásica, al mismo tiempo que sus ejecutores confeccionan peines con los huesos de las víctimas judías del Holocausto.
La diferencia entre el crematorio nazi y la represión en Cuba es bíblica. De modo que no comparo la dimensión sino la naturaleza mental de los perpetradores. Pero si Beethoven o Bach no fueron responsables de aquellas matanzas ejecutadas contra la humanidad, la Iglesia católica cubana sí es responsable de la nerviosa persecución de disidentes desatada por el Gobierno en cada rincón posible de la Isla. Muchos lugares del país entrarán al mapa virtual de Google Earth no como zona turística sino como zona de represión santificada.
Responsable espiritual, no culpable. La culpa de reprimir la tiene exactamente quien reprime: el que tiene toda la voluntad de desviar a cualquier precio y costo el curso de la historia, y piensa que encarcelando o deteniendo a cientos de demócratas consigue conjurar la libertad. Ese es el Gobierno cubano, que no acaba de darse cuenta que ciertas libertades le seguirán dando un mal bounce para colarse de lleno en los jardines de la sociedad. Y anotar.
Pero seguir adelante con el aterrizaje en Cuba del Vaticano en pleno sin arriesgar una crítica minimalista a la violencia desatada contra la comunidad democrática a lo largo y ancho de la Isla proporciona un halo místico a la represión, que muestra una conexión católica con el castrismo más profunda que las meras coincidencias de fines entre el cristianismo, la doctrina social de la Iglesia, de la que el catolicismo en Cuba no hace mucha gala, y una retórica socialista bastante sedicente.
En una dimensión clave, estamos ante un pacto criollo de tipo corporativo intentando reciclarse cruzadamente: la Iglesia en una salida social, y el castrismo en una de tipo espiritual luego de su vacío ideológico y de valores. La salida económica de este pacto la aporta, desde un reciclaje de otro tipo, el Cuba Study Group.
Sobran los cubanos en este pacto. Y los demócratas los primeros. No extraña por eso que en medio de los cánticos religiosos, muchos de nosotros nos encontráramos o bajo detención domiciliaria, o en las celdas de cualquier estación policial, o frente a ellas penando por nuestros amigos o familiares, o mal heridos en un hospital o policlínica del país. Y, aunque parezca extraño también, golpeado por un integrante de la Cruz Roja o vilipendiado por un devoto de la fe católica. La violencia a las puertas de esa fe.
Después de todo no valió la pena, ni para la iglesia más universal de occidente. Unas misas sin entusiasmo, llenas de jóvenes que taponaron sus oídos con reggaetón y de funcionarios del Estado, no colmaron las expectativas de unos y otros a pesar de los grandes esfuerzos de imagen, de organización y de propaganda.
La fe seguirá borrada. Independientemente de que tanto jerarcas de la fe como sociólogos gusten de la estadística y afirmen que aumentan los católicos porque aumentan los bautizos. Superficialidad institucional que se niega a reconocer la Cuba civil, plural y descreída: esa Cuba que avanza, sincréticamente, frente a la hipocresía doctrinal.
¿Qué le pasó a la Iglesia católica? Lo mismo que al Partido Comunista. Este se imagina que la sociedad no existe porque solo concibe el vacío fuera del Estado. Esa percepción errada lleva a pensar la sociedad, que sí existe, como un regimiento disciplinado controlable por los canales habituales. En este discurso antisocial, la espontaneidad es indisciplina y la protesta provocación. Y la represión el recurso. De la fe y del partido. No hay que asombrarse de que ninguno de los dos parezca aceptar esta doble realidad: la sociedad cubana se autoconstituye en todos los niveles posibles, por un lado, mientras que por otro solo mal funcionan las instituciones encargadas de la coacción: la policía y la Contraloría General de la República. Aquellas otras dedicadas a la creación de consensos y bienestar languidecen sin ruido y preocupación general. Porque simplemente la Cuba institucional no coincide con la Cuba societal.
En este sentido, y afortunadamente para ellas, el mensaje de Benedicto XVI en Cuba salva a la iglesia universal primero, para reconstruirle el camino a la iglesia local después. Diría que el Papa vino a la Isla con un propósito y tuvo que torcerlo en el trayecto para socorrer a una fe que ya estaba en llamas frente a la sociedad, que lo es en tanto es civil.
La jugada fue hábil. Señalar al comunismo como el origen del pecado limita los esfuerzos teóricos de la Iglesia del patio por avalar su actualización. Y si bien no desautoriza al Cardenal Ortega por la conversión de la policía local en Guardia Suiza momentánea, si le recuerda que hay otras partes legítimas de la historia. Confirmación de que si entre ellos se dan codazos, contra ellos se protegen. La Iglesia en Cuba rescatada del Estado con una vetusta maniobra que le devuelve su mensaje bíblico de libertad sin darle al Estado toda la legitimidad que pedía y necesitaba.
El Vaticano demuestra que sigue siendo políticamente interesante, la Iglesia católica cubana que tiene mucho que aprender del mismo Vaticano y el Estado cubano que no se puede apurar la fe para satisfacer apuros políticos.
Al final, Benedicto XVI coincidió más con quienes no se les permitió llegar a misa, aunque muchos no pretendiéramos ir, que con los que le organizaron su presencia en Cuba. Ese es el consuelo, en términos religiosos, para quienes sufrimos la Primavera Ortegueana tras un desastre político que no sirvió a la estrategia de nadie. Benedicto XVI debe estar bastante arrepentido. Después del protocolo de despedida

Los negocios del Cardenal

DiarioDeCuba
Iván García | La Habana | 03-04-2012 - 10:18 am.
La Iglesia Católica de Cuba controla un fondo inmobiliario amasado a partir de sus asilos de ancianos.
El asilo de ancianos de la Iglesia de Paula, en la barriada habanera del Mónaco, no tiene nada que envidiarle a un hostal para turistas. Ahora mismo, los ancianos toman el sol o leen un libro mientras recuerdan el pasado. La atención que reciben por parte de las monjas y el personal médico es de primera. La ropa de cama la cambian diariamente. Desayunan, almuerzan y comen y pueden tomar jugo o leche, de merienda o antes de dormir. Y los fines de semana, las esforzadas monjitas los llevan a pasear en un monovolumen de la entidad religiosa.
Todo a cambio de ceder sus casas y sus pensiones a la iglesia.
Los hospicios para mujeres y hombres de la tercera edad administrados por la Iglesia Católica, dirigida por el Cardenal Jaime Ortega, marcan una diferencia brutal con respecto a sus similares estatales.
No muy lejos del Mónaco, en el antiguo Hogar del Veterano, en San Miguel y Agustina, hay un asilo estatal que da grima. Los viejos, sucios y legañosos, se la pasan pidiendo dinero y cigarrillos sueltos. La comida es un sancocho repugnante. Y muchos de los ancianos, con sus achaques a cuestas, mal vestidos y peor calzados, salen a la calle a intentar buscarse un puñado de pesos, recogiendo latas vacías, vendiendo periódicos o cucuruchos de maní.
Estos ancianos no están en ese destartalado asilo porque lo desean. El problema, y es la gran diferencia, es que ellos no tienen propiedades para ofrecerle a la Iglesia a cambio de esperar la muerte con dignidad.
Las teorías del catolicismo conmueven a cualquier ser humano. Ayudar al prójimo, a los necesitados y a quienes sufren. No está mal. Pero en la práctica, al menos en Cuba, la realidad dista a ratos de esos valores cristianos.
Hace dos décadas, Teresa, beata incorregible, después del fallecimiento de su hermana, al sentirse sola y triste, decidió esperar sus últimos días en un asilo de la Iglesia Católica. Eran los años duros del "período especial" y, antes de pasar hambre y penurias, Teresa prefirió donar al Arzobispado su pensión de jubilada y su apartamento de tres habitaciones, dos baños y amplia terraza, en la calle Carmen, a un costado del Paradero de la Víbora (en el actual mercado inmobiliario, el precio de ese apartamento es de unos 25 mil dólares).
Una decisión personal que merece respeto. Cada cual decide a quién o quiénes cede sus bienes. El punto es lo que después pueda hacer con esos bienes la Iglesia Católica.
A los pocos días de dejar Teresa su apartamento, una brigada de obreros de la construcción del Arzobispado comenzó a repararlo, con materiales de calidad. Según los vecinos, que como en todo barrio están al tanto de lo más mínimo, el apartamento le fue otorgado a una "sobrina" recién casada del Cardenal Jaime Ortega, una muchacha que en realidad era la hija de un primo, pues Ortega no tuvo hermanos.
Buen regalo de bodas. Luego ella y su esposo se marcharon del país, igual que muchos de los "hijos de papá" que gobiernan en la Isla, y el piso le fue transferido al hermano del esposo de la "sobrina" del Cardenal.
Recuerden que en Cuba el 60% de las viviendas están en mal estado técnico. Y que un 80% de las jóvenes parejas suelen vivir con cuatro generaciones diferentes bajo el mismo techo.
Pero Jaime, el pastor de Dios en la Isla, puede darse tales lujos. No es un caso aislado. La Iglesia tiene un fondo habitacional que suele usarlo a su conveniencia, sin que nadie se lo cuestione.
Rebeca, licenciada en enfermería laboró cinco años en un asilo gestionado por la Iglesia. "Fue una jugada calculada. La hice para obtener una casa. Yo dormía en una colchoneta en el suelo de una vivienda pequeña y desbaratada donde residíamos nueve personas. Una monja amiga mía me consiguió un trabajo en un asilo. Y con el tiempo, habló con el párroco a ver si podían cederme un apartamento vacío que tenía la Iglesia".
Cuando usted le pregunta a Rebeca si conoce de alguna donación del Arzobispado a familias cubanas que hayan perdido sus techos debido al paso de ciclones, sonríe: "No, no conozco ningún caso. Las casas casi siempre son repartidas entre el personal civil que trabaja en las instituciones eclesiásticas".
Aunque quizás, para estar a tono con el diálogo fluído que la iglesia mantiene con el General Raúl Castro, el templo del Mónaco cedió un terreno al Estado y en estos momentos una microbrigada levanta allí un edificio de apartamentos.
Por supuesto, esos negocios con el fondo de viviendas a su disposición no son prácticas exclusivas de la Iglesia Católica. El Estado lo viene fomentando desde hace 53 años.
El régimen dispone de innumerables casas, apartamentos, mansiones, de personas que decidieron emigrar, y reparte ese fondo entre generales, ministros, tecnócratas y asesores, entre otros. Muy pocas de esas viviendas van a parar a los verdaderos necesitados.
Mientras en voz baja la Iglesia y el Estado trafican con inmuebles en beneficio de familiares, amigos o fieles, en público pronuncian discursos a favor de los desposeídos.
Durante los últimos diez años, varios huracanes azotaron con fuerza la Isla. Todavía muchas familias viven en sórdidos albergues que nada tienen que envidiarles a las duras prisiones.
No hay nada más parecido a una autocracia que el Vaticano. La edad de retiro de cardenales, arzobispos y monseñores es a los 75 años, pero suelen estar activos hasta la muerte o hasta que una enfermedad los incapacite. Como en las autocracias, existe corrupción, falta de transparencia e intrigas. El Vaticano ha sufrido diversos escándalos debido a casos de pederastia de algunos obispos en Estados Unidos, Alemania, Irlanda...
Ante esto, tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI han preferido callar. En su visita reciente a México, el Papa alemán no se reunió con las víctimas de abusos sexuales cometidos desde los años 40 por el fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel. A pesar de las numerosas evidencias, gracias al silencio del Vaticano, Maciel falleció en 2008 sin ser procesado judicialmente.
La Iglesia Católica mundial necesita urgentes reformas acorde con los nuevos tiempos. La de Cuba no se queda atrás. Está por ver si esa institución milenaria desea cambiar.

Nuestra experiencia cubana

Manny García-Tuñón  
Pequeños Negocios
2 April 2012
El Nuevo Herald
Mi esposa Helin y yo compartimos muchas experiencias culturales. Los dos nacimos en Miami, hijos de padres cubanos que emigraron a los Estados Unidos como jóvenes después de que Fidel Castro tomara el poder a la fuerza y convirtiera a la idílica isla en un estado comunista. Ninguno de los dos tenemos familia en Cuba y nunca habíamos considerado viajar a la isla mientras los cubanos siguieran sufriendo bajo el comunismo. Pero Helin y yo también compartíamos la misma penosa duda. Como muchos miembros de nuestra generación que nacimos en el exilio y nunca nos hemos sentido lo suficientemente americanos para ser americanos o lo suficientemente cubanos para ser cubanos, siempre nos sentimos robados de la auténtica experiencia cubana y nos preguntábamos, “¿Somos cubanos o americanos?” Crecí pensando que yo era un “cubanoamericano,” pero, ¿existe esto en realidad? La semana pasada recibimos juntos la respuesta a nuestra pregunta.
El lunes 26 de marzo a las 10:00a.m., el segundo de dos aviones alquilado por la Arquidiócesis de Miami con 310 peregrinos viajando para asistir a las misas papales en Cuba aterrizó en Santiago – esa legendaria tierra donde el papá de Helin, que falleció hace cuatro años, había nacido. Helin y yo estábamos en ese avión. Cuando el avión tocó tierra yo la cogí de la mano mientras ella sólo miraba por la ventana. Entonces, finalmente, se viró y me dijo “de verdad existe…”.
“Sí” le dije con compasión. Cuba, la Tierra de Nunca Jamás de nuestra generación, realmente existe.
Para nosotros, el viajar con nuestra Arquidiócesis de Miami como peregrinos de la histórica visita de Benedicto XVI, era la justificación para hacer el viaje. Las emociones que Helin y yo experimentamos juntos en Cuba fueron de la felicidad a la tristeza y del furor a la alegría. Nos unimos a los fieles que aplaudían y cantaban mientras el Santo Padre llegaba a celebrar las misas – ¡muchos sabían todas las canciones y las respuestas! Nos quedamos sin palabras al ver que muchas de las mismas personas aplaudieron cuando llegó su dictador. Nos reímos. Lloramos. Rezamos mucho. Mi primo, que también estaba en la peregrinación de Miami, les decía a todos los que conocía “recuerda que somos hermanos”. Ellos también se rieron. Lloraron. También rezaron.
Hablamos con la gente que conocimos en las calles. Les hacíamos preguntas, compartimos nuestro testimonio y aprendimos mucho. Una cosa muy importante que aprendimos es que la mayoría de los cubanos en la isla simplemente no sabe ser libre. Piensan que “los derechos” son algo que el gobierno da y quita al pueblo. No tienen noción de que sus derechos son inalienables, dados por Dios, y por lo tanto, que nadie se los puede arrebatar —especialmente su libertad. No entienden que ellos son libres, porque nacieron bajo un sistema que les ha quitado su “expresión de la libertad”, pero no su libertad. Y no su dignidad como seres humanos. Eso les pertenece. Únicamente, ellos no lo saben.
Nos dimos cuenta de que el Arzobispo de Santiago de Cuba es un verdadero pastor de los cubanos dentro y fuera de la isla. En su mensaje en la Plaza de Antonio Maceo, el Arzobispo Primado dijo: “El proceso de alcanzar estos ideales nunca termina, también hoy estamos empeñados en conseguir que el bienestar y la justicia lleguen a todos. Somos un solo pueblo pero con diferentes criterios en cuanto al camino para buscar un futuro mejor. A lo largo de nuestra corta historia, este hermoso empeño se ha visto oscurecido por los egoísmos, la incapacidad de diálogo y de respeto al otro, la presencia de intereses ajenos a los nuestros, la exclusión y la intolerancia, hasta llegar a ser irreconciliables, en vez de buscar las coincidencias que nos animan a caminar juntos. Hemos llegado a la violencia entre cubanos, que hace sufrir a todos, no beneficia a nadie, hiere la dignidad y dificulta el verdadero desarrollo material y espiritual de nuestro pueblo. Es necesario superar las barreras que separan a los cubanos entre sí. Este es un deseo querido por todos y que escuchábamos diariamente en forma de súplica cantada durante la misión con la Virgen en preparación de este Año Jubilar: ‘Todos tus hijos, a ti clamamos, Virgen Mambisa, que seamos hermanos’”.
Aprendimos que la realidad y los conflictos ideológicos de Cuba son hoy tan complicados como lo han sido siempre y también así son los recuerdos de los que mucho han sufrido. Como resultado de nuestro viaje, hemos aprendido a honrar y respetar, más profundamente que nunca antes, esos recuerdos y los sacrificios de nuestros padres y abuelos. Nunca podremos pagarles por lo que hicieron en el pasado.
Quizás lo más importante que aprendimos es lo agradecidos que tenemos que estar por ser quienes somos y tener lo que tenemos. Estamos agradecidos a nuestro país, los Estados Unidos de América por brindarnos la expresión de libertad que es negada a otros. Les agradecemos a nuestros padres y abuelos el hecho de que, aunque Helin y yo no pudimos vivir en Cuba, no perdimos nada de la auténtica experiencia cubana – aun en Miami.
Sí, como la legendaria Cuba nosotros, los “cubanoamericanos”, existimos y tal vez, sólo tal vez, somos los llamados a ayudar a nuestros hermanos en la isla a comenzar algo nuevo y ese futuro mejor.
Manny García-Tuñón es el presidente de Lemartec, una firma internacional de diseño y construcción radicada en Miami, Florida.

El Papa y los cambios

Por Dalia Acosta
. (FIN/2012)
LA HABANA, 2 abr (IPS) - El mensaje de Benedicto XVI a favor de la necesidad de cambios en Cuba y en el mundo debería incluir también a las iglesias, según variadas voces de la sociedad civil de esta isla que, independientemente de creencias e ideologías, reconocieron el impacto de la visita papal.
Convencido de que muchas personas "no podrán darse cuenta ahora" de la importancia real de la visita realizada la pasada semana por el Papa a Cuba, el reverendo Raimundo García dijo a IPS que la Iglesia Católica muestra el poder de la renovación "en medio de circunstancias muy complicadas". "Se evidencia que Cuba es cada vez menos la imagen que muchos tienen de algo detenido en el espacio y el tiempo", añadió, vía correo electrónico, el pastor jubilado de la Iglesia Presbiteriana-Reformada en Cuba.
García, también director del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo, reconoció la "capacidad de diálogo" de la institución católica con el poder político y de gobierno del país.
"Tal vez sea el momento oportuno de estrechar esa mano", añadió el pastor, quien se destaca entre los promotores de un incipiente diálogo interreligioso en la isla.
Catorce años después de la visita del papa Juan Pablo II, considerada un punto de inflexión en las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado cubano, Benedicto XVI llegó a una sociedad que se vuelve cada vez más heterogénea, reconocieron los intelectuales católicos Roberto Veiga y Lenier González en respuesta conjunta a la consulta de IPS.
Veiga y González, editores de
Espacio Laical, revista del Consejo Arquidiocesano de Laicos de La Habana, señalaron que, al esbozar cuánto "queda por hacer para alcanzar un país mejor", el Papa promovió la verdad y la vida, el matrimonio y la familia, la libertad y la justicia, el diálogo y la inclusión social, el perdón y la reconciliación.
El "desafío" de esta propuesta, añadieron, consiste en la exigencia de "una metodología de relación y acompañamiento a una sociedad sumamente diversa", en la que cobran "consistencia movimientos que defienden agendas relacionadas con temas religiosos, ambientales, raciales, migratorios, de orientación sexual, de género y políticos".
Por otra parte, está el reto de incluir "a los cubanos de esta isla y de la diáspora". Podemos "encontrar emigrados que no quieren relacionarse con su patria y grupos políticos, de una y otra parte del espectro, que no aceptan el diálogo y el consenso como metodología para construir el país", señalaron.
La palabra "diálogo" se destaca en el centro de los análisis, incluso entre comunistas y activistas por los derechos sexuales, como el médico Alberto Roque, quien en un texto publicado en su blog
HOMO@sapiens.cu se cuestiona si la Iglesia Católica "también se percibe como parte del mundo" que debe cambiar.
Entre las necesidades de cambios, según varias preguntas enumeradas por Roque y enviadas a IPS vía correo electrónico, aparece la cuestión de si la Iglesia Católica estará dispuesta a cambiar sus posiciones sobre el aborto, las relaciones homosexuales, la subordinación de la mujer e, incluso, eliminar su influencia fundamentalista sobre determinados gobiernos.
"Las y los creyentes, las iglesias todas, deben formar parte del diálogo que mejore la nación que queremos", opinó Roque. En una posición más crítica, la bloguera feminista Yasmín S. Portales comentó a IPS que, con el actual "fortalecimiento de las posiciones políticas de la Iglesia Católica cubana", esta se afianza como "único interlocutor del gobierno", situación que genera "tensiones al interior de la sociedad civil" al restar legitimidad a otros actores.
Para la autora del blog
En 2310 y 8225, entre los saldos podría estar "el aumento de los obstáculos para la lucha contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género y la amenaza, a mediano o largo plazo, del compromiso del Estado con la defensa de los derechos sexuales y reproductivos de toda su ciudadanía".
Sin embargo, apenas una minoría de las personas participantes en una consulta realizada por IPS en la red social Facebook, opinó que la Iglesia Católica podrá tener un impacto real en derechos conquistados por la población cubana hace décadas, como el aborto en condiciones institucionales seguras y el control de la natalidad.
Otra podría ser la situación en cuanto a "derechos por conquistar", como es el caso de las actuales propuestas de reformas legales a favor de las minorías sexuales y que, de entrada, hacen concesiones a los sectores más conservadores y patriarcales, al proponer unión legal en lugar de matrimonio y no incluir la adopción.
Así, el físico y bloguero Rogelio M. Díaz Moreno, creador de la bitácora
Bubusopia, alertó en conversación con IPS sobre el refuerzo desde la Iglesia Católica "de un discurso acaparador de toda la espiritualidad y valores éticos y familiares frente a otras posturas posibles".
Para la periodista Dixie Edith, el rescate de valores que sufrieron el impacto de la crisis económica de los años 90 no puede implicar el reforzamiento del patriarcado. "La familia enfrenta una crisis, pero la salida no está por el retorno al pasado, sino por la búsqueda de nuevas formas y relaciones más equitativas", dijo a IPS.
Opiniones en el
Café 108, sección de participación del sitio web de IPS en Cuba, destacaron el fortalecimiento de las relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado, el apoyo a los cambios necesarios en la isla y a la reconciliación nacional y la condena a las sanciones económicas decretadas por Estados Unidos hace más de 50 años.
No faltaron, además, recordatorios de que esta isla no es un país de mayoría católica, sino de una amplia presencia de creyentes de otras religiones y de personas ateas, por lo que determinados espacios de diálogo o influenza social no deberían ser reservados para una sola iglesia o protagonizados por ella.
En ese sentido, Roberto Méndez, consultor del Pontificio Consejo para la Cultura del Vaticano, aseguró a IPS que el Papa prefirió ceñirse en sus intervenciones públicas a la ética que deriva de la tradición cristiana y que "puede ser puente de encuentro entre creyentes y no creyentes". "No hay que esperar de esta visita que por sí misma traiga espectaculares cambios en el ámbito social y político, eso es cuestión de los propios cubanos, pero sí creo que ayudará notablemente en las relaciones Iglesia-Estado y reforzará la presencia católica en el plano público", afirmó el escritor

La Cruz Roja y el irrespeto a su emblema.

BBC Mundo


El Comité Internacional de la Cruz Roja lamentó los sucesos de la Plaza Antonio Maceo, en Santiago de Cuba.

La aparición del logotipo de la Cruz Roja en circunstancias que no se corresponden con sus principios volvió a generar cierto revuelo mediático, en esta ocasión en el marco de la visita del papa Benedicto XVI a Cuba.
La estancia del Papa en Cuba dejó numerosas imágenes para el recuerdo. Una de ellas fue especialmente controvertida. En una grabación de video se pudo apreciar cómo las fuerzas de Seguridad del Estado retiraban bruscamente a un hombre que, en la Plaza Antonio Maceo en Santiago de Cuba, vociferaba frases contra el comunismo.
El video, que inmediatamente circuló por internet, desató reacciones de estupor e indignación. A la gente no le llamaba tanto la atención el hecho de que miembros de las fuerzas de seguridad reprimieran a alguien que se expresaba contra el régimen.
Lo que resultaba más sorprendente era ver a un hombre con un peto de la Cruz Roja y una camilla que se acercaba al detenido y lo agredía físicamente.
"Una conducta inaceptable"
La reacción de la Cruz Roja no se hizo esperar. Desde la delegación regional para México, América Central y Cuba del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), con sede en la capital mexicana, comunicaron que se ha abierto una investigación para aclarar las circunstancias en que se dio el suceso.
El responsable de Comunicación Pública de la organización en dicha oficina, Julio César Torres, le dijo a BBC Mundo que el posicionamiento del Comité Internacional de la Cruz Roja y la Federación de Sociedades de la Media Luna Roja es claro: "Repudiamos y lamentamos la conducta que mostró esta persona por cuanto no coincide con los principios de humanidad, independencia e imparcialidad de la organización".
"La organización no acepta este tipo de comportamientos por ser contrarios a los fundamentos del Movimiento Internacional de la Cruz Roja"
Julio César Torres, portavoz de la delegación regional del CICR para Centroamérica
De momento es todo lo que la organización manifiesta, a la espera de conocer más detalles sobre los acontecimientos.
Torres confirmó que la investigación está en marcha y señaló que, una vez se conozcan los resultados, se adoptarán las medidas pertinentes. No se sabe quién es la persona que atacó al detenido ni el alcance de su relación con la organización humanitaria.
"La conducta no es aceptable", subraya Julio César Torres, y añade que la organización "no acepta este tipo de comportamientos por ser contrarios a los fundamentos del Movimiento Internacional de la Cruz Roja".
Otros usos inapropiados
Muchos recuerdan estos días lo que sucedió hace casi cuatro años, en el marco del rescate de la excandidata presidencial colombiana, Ingrid Betancourt y otros 14 rehenes, secuestrados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las FARC.
En la llamada Operación Jaque, que en un principio fue reconocida como acción ejemplar ya que no se disparó un solo tiro, se emplearon símbolos de la Cruz Roja para despistar a los miembros de la guerrilla.
Era julio de 2008 y, pasados los primeros días de euforia, comenzaron a aflorar las críticas. El objetivo se había cumplido, pero ¿a qué precio?
Uso delictivo del emblema de la Cruz Roja Mexicana
En julio de 2011, por lo menos 100 inmigrantes sin papeles fueron detenidos en el mexicano estado de Oaxaca cuando viajaban en un tráiler con emblemas de Cruz Roja Mexicana.
El vehículo, que tenía el rótulo de los 100 años de la Cruz Roja Mexicana, había sido utilizado durante los festejos de aniversario de la organización.
En aquella ocasión, Cruz Roja Mexicana condenó con rotundidad el uso de su logotipo para un acto criminal como es el transporte ilegal de personas.
"Este tipo de actos, sin duda, perjudican la labor humanitaria de la institución, ya que el uso de ese tipo de vehículos en todo el país es necesario para trasladar la ayuda humanitaria de manera oportuna y eficaz a zonas afectadas por desastres", declaró la organización en un comunicado.
El CICR emitió en ese momento un comunicado en el que lamentaba el mal uso del emblema de la organización para la operación del ejército colombiano, y lo tildó de violación del Derecho Internacional Humanitario y de los Convenios de Ginebra.
El uso de emblemas de la Cruz Roja o el abuso de otros signos o señales que sean reconocidos internacionalmente como símbolos de protección es, según el Protocolo I de 1977 de los Convenios, un "acto de perfidia".
El caso de Colombia requirió de un montaje más elaborado, con página de internet y toda una estrategia del engaño para lograr un fin específico. En el caso de los sucesos de Santiago de Cuba, se trata de un individuo que, en principio, actuaba solo.
Aun así, la organización está preocupada por el impacto que este tipo de sucesos puede tener sobre la imagen de la organización.
El hecho de que tanto el gobierno colombiano como las FARC sigan contando con la Cruz Roja Internacional como mediador válido en la liberación de rehenes puede ser indicativo de que el prestigio de la organización no se ve afectado por el mal uso que otros hagan de su imagen.

Exiliados denuncian ante la ONU y la OEA la represión durante la visita del Papa (DDC)

| Madrid | 03-04-2012 - 1:43 pm.
Califican de 'secuestros' los arrestos realizados por el régimen en esos días y piden que se tengan en cuenta en el próximo análisis del Consejo de Derechos Humanos sobre Cuba.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), con sede en Madrid, ha enviado cartas a organismos de Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA) para denunciar la represión implementada por el régimen durante la visita realizada por el papa Benedicto XVI a la Isla entre el 26 y el 28 de marzo pasado.
Las "detenciones arbitrarias y otros arrestos" practicadas en esos días por el Gobierno "califican como secuestros", dice en los documentos el Observatorio, integrado por exiliados y ex prisioneros políticos desterrados a España por el régimen de los Castro.
Añade que esos "secuestros" habrían afectado a "no menos de 400 personas" que pretendían asistir a las celebraciones religiosas.
Las cartas fueron enviadas al presidente del Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y a varios relatores especiales, como el de promoción y protección del derechos a la libertad de opinión y de expresión; el de libertad de religión y el relator sobre la situación de los defensores de derechos humanos.
El Observatorio hizo llegar también una carta al secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, adscrita a la OEA.
Los exiliados piden a los relatores del Consejo de Derechos Humanos que tengan en cuenta su denuncia en la próximo análisis sobre Cuba que realice ese organismo.
"Los derechos humanos, para ser disciplina de la humanidad, no pueden estar condicionados por simpatías ideológicas o personales ni por deudas de gratitud contraídas por gobiernos", dicen.

Detenidos 'a golpe limpio' una veintena de opositores en Palma Soriano (DDC)

| Palma Soriano | 02-04-2012 - 8:41 pm.
Entre ellos, el exprisionero del Grupo de los 75 José Daniel Ferrer y la Dama de Blanco Belkis Cantillo.
Una veintena de opositores fueron detenidos por exigir en las calles de Palma Soriano la libertad de dos activistas y la del joven detenido durante la misa del papa Benedicto XVI en Santiago de Cuba, informó Radio Martí.
El ex-preso político Raumel Vinajera Estive había declarado momentos antes de su arresto que exigirían a las autoridades policiales la liberación de Rogelio Tavío López, Bismar Mustelier Galán y Andrés Carrión Álvarez.
Los opositores fueron detenidos minutos después dentro de una vivienda, según la Dama de Blanco Tania Montoya, esposa de Vinajera Estive.
"Allanaron dos viviendas y se llevaron a los opositores que se encontraban aquí a golpe limpio", aseguró Montoya.
Según dijo a DIARIO DE CUBA José Daniel Ferrer García, coordinador de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), los activistas fueron sacados violentamente y el asalto ocasionó graves daños a la casa donde estaban.
Ferrer fue detenido poco después junto a su esposa, la Dama de Blanco Belkis Cantillo, y otros activistas que se encontraban en su vivienda, informó el ex preso político del Grupo de los 75 Pedro Argüelles Morán a través de Háblalo sin Miedo.
El líder de la UNPACU logró enviar un mensaje a la plataforma antes de ser arrestado.
"Están asaltando mi vivienda (…) todos los jefes de la policía política de la zona y otros jefes de Santiago de Cuba acaban de personarse en mi vivienda y quieren derribar la puerta. Hay una situación difícil, tenemos personas dentro de la vivienda y no vamos a permitir que entren por la fuerza en nuestra vivienda", dijo.
Las detenciones habrían afectado a decenas de personas en Palma Soriano, entre disidentes y familiares.
Mientras tanto, en el poblado de El Caney 11 opositores salieron a las calles con carteles y recibieron un acto de repudio. Algo similar ocurrió en el reparto Vista Hermosa, de Santiago de Cuba, donde 14 personas se manifestaron públicamente contra el Gobierno.

Cruz Roja investiga incidente durante misa papal en Santiago de Cuba (ENH)*


Funcionarios de la Cruz Roja Internacional aún no han identificado al hombre que vestía uniforme de la rama cubana de ese cuerpo y agredió físicamente al santiaguero detenido por Seguridad del Estado tras gritar consignas antigubernamentales durante una misa papal en Santiago de Cuba hace una semana.
“Todavía no sabemos nada más que hace una semana”, dijo Moeckli Olivier, vocero de la Delegación Regional de la Cruz Roja Internacional para Centroamérica (CRI). “No tenemos más información sobre los hechos”.
El incidente ocurrió minutos antes de la misa papal en la Plaza Antonio Maceo cuando Andrés Carrión Alvarez gritó “¡Libertad!” y ¡Abajo el comunismo!”. Cuando Carrión era sacado por agentes de la Seguridad, un camillero de la Cruz Roja Cubana le dio una violenta bofetada y lo golpeó con una camilla plegable. Otras personas en la audiencia también le pegaron.
La CRI, que se encarga de asuntos relacionados con Centroamérica, Cuba y República Dominicana, está investigando el incidente desde su sede en la Ciudad de México tras el pedido del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, de Madrid.
Olivier consideró los hechos “incompatibles con los principios del Movimiento Internacional de la Cruz Roja”. Dijo que esperan más información sobre el caso por parte de la Cruz Roja Cubana, la cual aún no ha comunicado detalles sobre los voluntarios.
“Lo siento, me gustaría dar más información pero no la tengo”, dijo Olivier.

*NOTA DEL ADMINISTRADOR DEL BLOG Y PRESIDENTE DE OPINA-PRESS: Como escribí en la acotación de una entrada anterior dudo mucho que el individuo agresor sea o haya sido miembro de la cruz Roja Cubana, por lo que también dudo de esa investigación, al menos dentro de la institución nacional.

PUERTO PADRE, Cuba, marzo, (Alberto Méndez Castelló, www.cubanet.org) -

Mientras abría la reja el carcelero dijo: “Recoja sus cosas y venga conmigo”.
 “No tengo nada que recoger”, dije.
Llevaba poco más de tres días allí. De mis captores solo aceptaba agua por elemental instinto de conservación. Tenía la garanta infectada y una llaga purulenta me latía en la planta del pie derecho. El pie de atleta, o vaya usted a saber qué tribu de hongos, me devoraba la piel sobre el calcáneo.  Casi una hora antes de detenerme me habían recomendado consultar a un dermatólogo.
Llevaba una bolsa plástica con los medicamentos cuando me introdujeron en un patrullero de la policía nacional. Pero en el acta de los objetos ocupados solo aparecen  un teléfono móvil, una agenda y una pluma. Mis herramientas.
Puntalmente una doctora y una enfermera llegan a mi celda cada día. En un sobre amarillo traen medicamentos como los ocupados. Me muestran que son auténticos, que permanecen sellados y que no están vencidos. “Mire, compruébelo usted mismo”, dice la doctora.
Pero siempre repito lo mismo a ellas que cumplen con su trabajo hasta las cuatro de la tarde, y a los carceleros, que hasta las 10 de la noche vienen a mi celda con sus pastillas, gárgaras y pócimas: “No tengo por qué aceptar sus servicios. Ustedes sirven a mis secuestradores”.
En una de las dos mujeres descubrí humedad en los ojos, en la otra no. Escénicamente, es tan fría como una máquina de calcular. Me dicen que los jefes han autorizado que puedo usar mis espejuelos.
 “No debo aceptar comida ni medicamentes por motivos de consciencia” escribí a mi mujer, pero la nota nunca llegó a sus manos. En abril cumplimos 27 años de casados.
Me sacan de la ceda para llevarme a un cuarto de interrogatorio Ella estaba ahí. “¿Por qué viniste? Siempre te pedí que no vinieras a un lugar como este”.
 “Yo soy tu mujer”, me respondió.
Trae pollo y arroz y pan y leche. Trae jabón y cepillo y dentífrico. Y con qué afeitarme y toallas y con qué estar limpio. A fin de cuentas, todo está tan sucio…menos mi conciencia.
 “Llévate todo eso”, le digo. Se va. Solo me quedo con un beso.
Pedí un libro al carcelero. Se encogió de hombros y hace un gesto. Parece que es un objeto raro aquí. Al poco rato el carcelero regresa. “¿Y usted se va a leer esto?”, me pregunta.
Ha traído un libro nuevo. El primer lector no pasó de la segunda página. Hasta ahí llegan sus huellas. El instructor me manda  “El peor viaje del mundo”, 905 páginas escritas por  Apsley Cherry-Garrard sobre la expedición de Robert Falcon Scott al Polo Sur.
 “¡Estupendo!”, digo para mis adentros, pero pregunto “¿Tendré que leérmelo completo aquí?” El carcelero me mira y sonríe: “Pienso que no tendrá que leerlo todo aquí”.
Los carceleros son tres. Todos de origen campesino. Uno me cuenta que está perdidamente enamorado de su novia-mujer y quisiera escribirle una carta, pero no sabe cómo hacerlo.
 “¿Qué grado escolar tienes?”.
 “Doce”, me responde.
 “No busques palabras. Cuéntale lo que sientes por ella. Sé sincero y verás qué bien te va”.
El carcelero se marcha. Tiene 22 años, muy pocos para un lugar como este. No ha leído las normas de su trabajo. Le pido: “Diga a sus jefes que le den a leer el reglamento para el control de detenidos hasta que lo aprenda”.
¡Qué detenido tan magnífico soy! …Secuestrado y enseñando a su carcelero, pienso. Pero es que lo necesita. Su cara es un libro abierto, tanto como la del mayor y la del teniente coronel de la policía política que ejecutaron mi secuestro. Solo que la del joven carcelero es un libro de cuentos para niños, mientras los otros son dos tomos de una historia de terror.
Quedo en mi celda con Cherry-Garrard. ¡Qué interesante!  A propósito de cómo, para salvarse de males hepáticos, tuvo que comer la carne del perro de su segundo de a bordo, Scott escribe: “A tal punto es cierto que la necesidad no está regida por ley alguna”.
Suspendo la lectura preguntándome: “¿Acaso no me encuentro en estado de necesidad?”. No puedo menos que sonreír al responderme: “Pues si Scott salvó la vida comiendo carne de perro, tú tendrás que hacerlo manteniendo el estómago vacío”.
Al caer la tarde el instructor penal viene a mi celda. Es un mayor de investigaciones criminales y operaciones a quien la policía política ha encargado el trabajo sucio de… “legalizar” mi secuestro mediante un supuesto delito de alteración del orden público, con el deliberado propósito de impedir que salga al ciberespacio lo que no publicará la prensa extranjera acreditada -y ni remotamente los medios oficiales- sobre el peregrinar del Papa Benedicto XVI por Santiago de Cuba.
Ya lo habían hecho antes, ¿por qué pensar que no lo harían ahora?
Pidiéndonos el imprescindible anonimato, alguien ya nos había advertido: “Mire, prefieren que se forme un alboroto por su detención al alboroto que se va a formar cuando usted empiece a escarbar en una aconteciendo como este. Si considera la realización de un sueño estar en un lugar adecuado para observar lo que debe escribir y escuchar lo que debe contar, eso para algunos personajes es una verdadera pesadilla. Le aseguro que mientras el Papa esté en Cuba, ellos quieren dormir tranquilos sin importarles dónde usted duerme.”
La suerte estaba echada: o no decretaban coto vedado y podía ir a la caza de las noticias o al ellos darme caza me transformaban en actualidad, mostrándose tal cual son.
Tanto hay que ocultar y tal es el temor a la realidad.

Alberto Méndez Castelló se proponía cubrir la visita de Benedicto XVI a Santiago de Cuba. Parafraseando a Ernest Hemingway, dijo que quería “ir a dónde hay que ir, ver lo que hay que ver y hacer lo que hay que hacer”. Pero el pasado 22 de marzo agentes de la Seguridad cubana lo detuvieron por más de tres días, tiempo suficiente para impedirle que llegara a Santiago de Cuba a reportar la visita papal.
Méndez Castelló permanece ahora en su casa bajo la vigilancia de las autoridades que, como firmes centinelas de la censura, limitan los movimientos del periodista. “Aprovecho entonces este cerco para dedicarme a escribir una larga crónica de lo que pasé en esas 75 horas y 15 minutos. Tal vez vaya más atrás, tal vez escriba un libro”, dijo. Cubanet se complace hoy en publicar el primero de una serie de artículos sobre las vivencias de Méndez Castelló tras las rejas y los acontecimientos que provocaron su arresto, otro ejemplo de la persecución que sufren aquellos que no se ajustan a la línea editorial que dicta el Gobierno cubano.
Una morgue singular
Por  Juan Juan Almeida / especial para martinoticias.com
Como ya se había anunciado, la visita del Santo Padre a cualquier lugar del mundo es todo un suceso que atrae la atención de católicos y no católicos, estimula la opinión y el comentario de creyentes, agnósticos y ateos.

Cuba no fue la excepción. Pero a veces los humanos nos empeñamos en buscar esas respuestas que no poseen ni Dios ni El Diablo, sacamos frases de contexto con tal de inventar ilusiones.

Las sagradas escrituras están repletas de versículos como este: “Desnudo, y me cubristeis;  enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis a mí”. Con esto me arriesgo a decir que hablar de la tolerancia, los pobres, los enfermos y los presos, es un discurso  necesario pero genérico que sirve lo mismo en La Habana, Honolulu, Edmonton o Katmandú.

Durante todos estos días, la policía detuvo a más de 150 personas para evitar que asistieran  a misa, el clero cubano calló y perdió credibilidad. No veo mucha diferencia entre el año 60 y el 2000. Ayer expulsaron a curas, hoy expulsan a feligreses. Las ranas no son más que  anfibios de aspecto desagradable y excelentes saltadoras.

El viaje de Su Santidad Benedicto XVI nos dejó muy útiles enseñanzas, la primera a tener en  cuenta: por más que beses, las ranas no se convierten en princesas, el tiempo continúa  corriendo y vivir mirando hacia afuera no resuelve nuestros problemas.

Santiago de Cuba es una ciudad con fama, muy bien merecida, de  excelente tradición coral.

Los cantos que adornaron la homilía del Sumo Pontífice estuvieron de maravilla, inmejorables, también vimos muy bien organizado el coro de agresivos prelados gubernamentales que con total jurisdicción policial golpearon al parroquiano que intentó acercarse al altar para pedir Libertad. Sin dudas, El Papa trasmitió al pueblo cubano su mensaje de esperanza, pero no logro entender de qué sirve un viernes santo festivo para quien sufre o disfruta de un interminable año sabático.

Es demasiado temprano para estimar el impacto de una peregrinación desbordante en expectativas. Para mí la mejor pincelada de esta jornada pastoral que no sabría definir si  devendrá en ideológica, política, humorística o religiosa, fue la osadía de convertir la Nunciatura apostólica en una morgue local para dar la extremaunción a un cadáver que no muere, y regalar en secreto un rosario bendecido para el mesías que aún enfermo no se decide a enfermar.

Partido Popular español discute visita del Papa a Cuba

Por  martinoticias.com
El gobernante Partido Popular español ratificó a la defensa de la libertad y la democracia en Cuba.
Representantes de varias asociaciones cubanas en España se reunieron hoy en Madrid con miembros del gobernante Partido Popular (PP) donde analizaron la visita del Papa a la Isla así como la situación de los disidentes que residen en este país.
El Partido Popular informó en un comunicado de prensa que en el encuentro se analizaron las posibles repercusiones de la visita de Benedicto XVI y la ola de detenciones a opositores, disidentes y Damas de Blanco.
En la reunión, donde estuvo presente el secretario ejecutivo de Relaciones Internacionales del PP, José Ramón García-Hernández, trataron la situación de los presos liberados tras el acuerdo de los Gobiernos de Cuba y España y que ahora residen en la madre patria.
Los presentes expresaron al PP "su permanente y activo compromiso en la defensa de la libertad, la democracia y los derechos humanos del pueblo cubano", enfatiza la nota de prensa.
También los representantes de la sociedad civil cubana se comprometieron a celebrar reuniones de manera periódica.
En la junta participaron Carlos Pay, portavoz del Movimiento Cristiano de Liberación, y representantes de las Damas de Blanco, del Partido Demócrata Cristiano, del Partido Liberal Cubano, del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, de la Federación Española de Asociaciones Cubanas (FECU) y distintos periodistas cubanos, informó la agencia de noticias EFE.

Condena la Cruz Roja agresión del camillero en Santiago*

El acto del agresor "no es compatible con los principios de la organización: independencia, de imparcialidad y de humanidad”, dijo el portavoz de la Cruz Roja
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) lamentó la agresión de un camillero en Santiago contra Andrés Carrión, el hombre que gritó “abajo el comunismo” en la misa de Benedicto XVI mientras lo trasladaban agentes de seguridad.
“Reprobamos y lamentamos el comportamiento que se dio en esa situación porque no es compatible con los principios de la organización” declaró a martinoticias.com, Julio César Torres, Responsable de Comunicación Pública del CICR desde la Delegación Regional que atiende México, América Central y Cuba.
Aunque el portavoz del organismo reconoció que todavía se están haciendo las gestiones para aclarar los acontecimientos, “sea como sea los resultados de esa investigación, no es compatible con los principios de la organización, especialmente si hablamos de los principios de independencia, de imparcialidad y de humanidad”.
Sin publicarse aún el nombre exacto del camillero que golpeó con su mano el cuello del hombre detenido cuando iba sujeto por los agentes y luego le arremetió nuevamente con su camilla por la espalda, la Federación Internacional de la Cruz Roja y Media Luna Roja “no aceptamos ese tipo de conductas y lamentamos que se haya suscitado en el marco de la presencia del Papa Benedicto XVI”.
Con base en el resultado de las investigaciones “la Cruz Roja Cubana sería la encargada de tomar la medida correspondiente”, declaró la fuente.
* NOTA DEL ADMINISTRADOR DEL BLOG Y PRESIDENTE DE OPINA-PRESS: Fui miembro voluntario de la Cruz Roja durante 38,6 años, con cargos de dirección y capacitación 35 de ellos, luego fui asalariado durante 5,4 años y 23 días, con cargos de dirección y capacitación, se tomaron siempre numerosas represalias contra mí por denunciar que la Sociedad no era ONG, sino un departamento del MINSAP, muchas de las denuncias de la represión que sufrí en mis años de asalariado, fueron transmitidas por Radio Martí, entre mayo y noviembre del 2010; en mi tiempo de asociado a esa organización humanitaria NUNCA conocí un asociado voluntario ni asalariado con la complexión física del referido en la agresión al desafecto santiaguero, pienso que bien pudo ser un oficial de la Dirección de Inteligencia o de la Polía Política, que estuviera usando un pullover identificado con el logotipo de la Institución, pues varias veces observé que se podía hacer y se hacía frecuentemente.

Sobre los intereses: la Iglesia, el Estado y los disidentes

Sería terriblemente irónico, por supuesto, que el Gobierno cubano reconociera a la Iglesia Católica como otro poder con objetivos similares al suyo y que reinara con ella
Cubaencuentro.  Jorge Camacho, Columbia | 02/04/2012 11:37 am
 Después de la visita del Papa Benedicto XVI a La Habana queda claro que existen tres actores en la política cubana actual aunque realmente podrían ser dos. Por un lado, el Estado, todo poderoso. Por otro, la Iglesia, criticada, vilipendiada y combatida por el Gobierno desde el triunfo de la revolución, y ahora regenerada. Y por último, los disidentes que han buscado en la Iglesia un aliado y la protección ante la furia del Estado. Tal y como van las cosas, el Estado y la Iglesia han sido los que han salido ganando en esta partida por la sencilla razón de que el primero ha salido con una mejor imagen, y respecto al segundo sus fieles tienen ciertos privilegios que no tienen otros. Ninguno comparable, por supuestos, con los que tiene cualquier ciudadano promedio de Europa o Norteamérica, pero en un país como Cuba, que pasa por una crisis Trinitaria (espiritual, ideológica y económica), la Iglesia ahora tiene una oportunidad inigualable de afianzar su poder en vista de un nuevo reacomodo de la política. Llama la atención que este reajuste ocurra cuando esa misma institución se enfrenta a repetidas acusaciones de abuso sexual en ambos continentes y la feligresía disminuye frente al avance de las religiones musulmana y protestante en el resto del mundo.
Es cierto y vale recordar, como dice Rafael Rojas en un artículo reciente en El País, que en Cuba la religión católica nunca ha tenido la popularidad de que ha gozado en otros países de Hispanoamérica o del antiguo bloque soviético. Cuba, por supuesto, no es Argentina, ni México ni la antigua “hermana socialista de Polonia,” donde a pesar del régimen comunista que se implantó, la fe católica sobrevivió y fue el detonante para el cambio político.
¿Por qué entonces si la Iglesia Católica nunca ha tenido ese arraigo en la sociedad cubana, el Estado la ha escogido como interlocutor? Hasta ahora se han dado dos respuestas. Primero, se dice, por la presión de los católicos en la Isla y en el extranjero. Segundo, porque el Estado está tratando de cambiar su imagen, ganar tiempo y ninguna otra religión puede hacer este lavado de cara como la católica.
Sin dar por descontado ninguna de estas explicaciones,  me gustaría agregar otra. Es justamente por el poco arraigo que tiene el catolicismo en Cuba, y el largo expediente de ‘horrores’ que el Gobierno cubano le ha atribuido, que ahora la escoge como interlocutora. La razón es fácil: en el momento que se canse puede  recurrir a este expediente de infamias y desacreditarla.
Cuando hablo de horrores e infamias me refiero a la complicidad de la Iglesia Católica con los gobiernos coloniales, con la Conquista y el exterminio de millones de indígenas en Hispanoamérica. Hablo de su connivencia con las dictaduras de Pinochet en Chile y Franco en España, entre otras, argumentos que han sido esgrimidos todos estos años contra la Iglesia y los católicos en Cuba para desacreditarla. Tal es así, que no bien hizo poner un pie el Papa Juan Pablo II en Cuba, y Fidel Castro le recordó algunos de estas cosas, que según decía aprendió en la escuela. Entonces ¿qué mejor interlocutor que aquel que no tiene una fuerza real en la ciudadanía, y cuya imagen ha sido tan despellejada por la prensa y la televisión?
Sería terriblemente irónico, por supuesto, que el Gobierno cubano reconociera a la Iglesia Católica como otro poder con objetivos similares al suyo y que reinara con ella. En verdad, el Estado cubano no tiene muchas opciones en estos momentos. No puede establecer ninguna “alianza” con otra institución nacional o extranjera en Cuba, menos aún con una organización como los Derechos Humanos que ha sido abiertamente crítica del Gobierno. A través de este pacto con la Iglesia, el Estado expande su poder a Miami, donde el catolicismo es parte integral de una vasta comunidad de exiliados, pero por este mismo motivo la Iglesia se arriesga a enajenar esos católicos exiliados y disidentes que han sufrido y la han apoyado durante todos estos años. Se arriesga a perder los feligreses que tiene allí, que ya de por sí viven bajo el asedio constante de los protestantes. ¿Le vale a la Iglesia tomar tanto riesgo cuando al régimen le quedan tan pocos coletazos?
Para la disidencia, sin embargo, una alianza entre el Estado y la Iglesia pudiera ser fatal y esto parecería aún más irónico cuando sabemos que fue esa disidencia la que le dio la importancia política de la que ahora goza. En Cuba no existe otra institución con la legitimidad y el empuje internacional que tienen los católicos y de hecho, las declaraciones de apoliticismo que han hecho sus prelados últimamente pudieran considerarse como el paso previo para una ruptura de este tipo. ¿Cómo si no entender que el portavoz del Cardenal Jaime Ortega haya condenado con palabras tan rudas la ocupación de templos por los opositores, que haya publicado estas palabras en el periódico Granma, y que el discurso del obispo de Santiago no haya tenido ni el poder ni la crítica que tuvo el del Monseñor Pedro Meurice en 1998 cuando decía al Papa: “Le presento además, a un número creciente de cubanos que han confundido la Patria con un partido, la nación con el proceso histórico que hemos vivido en las últimas década y la cultura con una ideología”. ¿Qué será lo próximo? ¿Qué se les niegue a las Damas de Blanco que vayan en peregrinación hasta la iglesia? ¿Qué se amordace a los pocos prelados que critican al régimen? ¿A cambio de qué está vendiendo su alma al Estado? ¿Por un feriado de Viernes Santo?